Arte y creatividad
Por Prabhuji
En el yin y el yang encontramos la coincidencia, es decir, que el negro no es totalmente negro al igual que el blanco no es totalmente blanco. Esta teoría de opuestos no es ajena a la cuestión de la creatividad y el arte en cuanto que simbólico. La creatividad y el arte juegan un papel fundamental en la psicología de Jung. Al generar símbolos a partir de su imaginación, el ser humano se aproxima al ser. La génesis de los símbolos pavimenta el sendero hacia la esencia del ser. La actitud epistémica se funda en el acto creativo; de aquí se deriva que el arte emerge como un vehículo para comprender la esencia. Conocer es crear y, por lo tanto, el arte es una manera de conocer el ser. Tanto Heidegger como Jung otorgan al arte un valor especial: el primero lo hace con la oratoria o poesía, y el segundo con la representación visual o la pintura. Ambos se percataron que el arte, en su naturaleza simbólica, supera la mera conceptualización en la búsqueda del entendimiento esencial.
Al pintar, se instaura un acto de creación ya que la acción de pintar es en sí fundacional. Al emprender el acto pictórico, uno da lugar a una entidad inédita e irrepetible. El proceso intrínseco de la pintura puede equipararse al acto de erigir los fundamentos primordiales de una estructura o al de concebir una idea desde su naciente inexistencia. Así, cada intervención en el lienzo no es sino un testimonio de la generación de un ente plenamente inédito y auténtico. No obstante, esta manifestación no se rige por caprichos ni subjetividades; es, en realidad, una revelación luminar de lo sacro, proporcionándonos representaciones de realidades que de otra forma permanecerían inaccesibles. Precisamente por eso Jung sostiene que el verdadero conocimiento del ser se obtiene por medio de esta facultad imaginativa.
En esa imaginación creativa, se amalgaman las dicotomías que conforman nuestra psiquis, otorgando acceso al «sí mismo»: el «yo» coherente, integrado y no fisurado. La creatividad es considerada como el portal que conduce hacia el «sí mismo» porque el arte actúa como el crisol donde convergen lo reflexivo y lo irreflexivo, lo deliberado y lo espontáneo. La obra de arte es el medio en el cual se sintetizan lo racional y lo irracional, lo intelectual y lo instintivo. Y esta facultad imaginativa, que Jung exalta, tiene sus cimientos en el pensamiento trascendental, específicamente en la imaginación trascendental articulada por Kant.
La relevancia del arte y la creatividad radica en que el símbolo, o lo que nos desvela la quintaesencia de la realidad, invocando la noción de «ser» de Heidegger, emerge de la facultad constitutiva del humano a través del arte.